Atienza aunque está ubicada en la frontera de la Alcarria (pertenece geográficamente a la comarca de la serranía de Guadalajara), es una de las villas castellanas más históricas y sugerentes de este entorno y la consideramos muchos lugareños, como si fuera una hermana alcarreña. Está declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1962, El valioso patrimonio natural, histórico, arqueológico y artístico que posee la villa, hacen de esta comarca tan diversa un referente dentro del turismo cultural y de interior.
Una tierra de indudable encanto y belleza, en la que la vieja Castilla puede percibirse en todos y cada uno de sus rincones y gentes.
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El fin de semana pasado, a mediados de abril del 2007 , visitamos esta tierra nosotros, siguiendo parte de la "ruta del Cid"en uno de nuestros viajes para conocer de primera mano y un poco más de lo que dicen los libros, a mi Alcarría...
Nos sorprendió esta villa medieval y nos regaló una tarde de primavera que se grabó en nuestros corazones como recuerdo.
Es de interés visitar la ermita de San Bartolomé con su museo de imágenes religiosas y de fósiles del cuaternario; Los soportales de esta ermita son un ejemplo magnífico de arcos acarreños y el artesonado de madera tallada del techo de esta ermia son espectaculares....
Dentro, en la capilla principal contrasta la imagen del cristo románico con el altar barroco, relleno de dorados. ... Como cosa curiosa, fijaros que el señor que vende las entradas se parece muchísimo al retrato de un santo que hay en la sacristía... "Decirle luego a la salida, que se le parece muchísimo"... Seguro que al final se creerá que es uno de sus descendientes.
Luego podeis subir con el coche a los pies del torreón, dando la vuelta a las murallas de roca de su imponente peñasco, fuerte celtíbero natural... y que hemanó a esta villa con Numancia defendiéndose de los romanos....; se puede pasar hasta lo más alto y saborear la brisa de esta tierra.
Si tienes además la suerte de verla puesta de sol desde el torreón de este castillo roqueño, sera un momento inolvidable.
La plaza de la iglesia es una verdadera maravilla del medievo... pequeña y coqueta, abre sus soportales de madera y piedra al visitante y sus aleros con cabezas de ángeles y piñas esculpidos en madera te abrazan con misterio... Adirar el balcón abierto en el vértice del edificio que hay frente a la iglesia. Es muy agradable darse un paseo tranquilo por el empedrado de sus viejas callejas y restos de murallas.
Animaros y visitarlo.
“Se asienta a la salida del sol, al pie de su monumental castillo roquero. Es cabecera de una comarca diversa cuya altitud media sobrepasa los 1.100 metros sobre el nivel del mar, de temperaturas frescas o frías según la época del año. Zona en la que hay caza para el deporte y para el consumo ocasional de quienes por aquí habitan.
Tierra de costumbres tantas veces centenarias, clavadas de raíz en la vida de los pueblos, que por estas latitudes aman sobre todas las cosas y defienden como algo consustancial con ellos mismos y con la historia que les legasen quienes les precedieron. Gentes honradas en cuerpo y espíritu, sobrias, cordiales y sencillas igual que la tierra que las alimenta, y de corazón grande, como inmensa es también el alma de la sierra.”
A mitad de camino de las ciudades de Soria y Guadalajara, de las que dista 82 y 80 km respectivamante, y a 135 km de Madrid, está bastante bien comunicada con otros sitios de interés, por lo que puede actuar perfectamente como lugar desde el que desplazarse a conocerlos.
Desde la N-II tiene accesos en Guadalajara capital por la CM-1001 vía Cogolludo, en la salida hacia Jadraque por la CM-1003, en la salida hacia Sigüenza por la CM-1101 a la altura del área de servicio 103 y en la salida hacia Sigüenza por la CM-110 desde Alcolea del Pinar.
Desde la N-I tiene acceso pasado el tunel de Somosierra en la salida hacia Riaza por la N-110 y a la altura de Aranda de Duero en la salida hacia Fuentelcesped/Ayllón por la C-114. Hay dos líneas de autobuses, Continental y Samar, que realizan el servicio diario Madrid-Guadalajara-Atienza desde la Estación de Méndez Álvaro.
Esta era la antigua “Tithya”, enclave arévaco y uno de los puntos de resistencia celtíbero en las guerras contra los romanos, al caer Numantia y Termantia cayó Tithya. En el cerro del Padrastro y en el actual castillo tuvieron sus poblados, habiéndose descubierto en la vega de la Bragadera sus necrópolis.
Aunque algún autor sitúa a la tribu de los titos en estas tierras, por similitud fonética es de suponer, lo cierto es que los titos habitaban la zona en la que actualmente se juntan las provincias de Zaragoza y Guadalajara más o menos. Si bien durante la posterior romanización no se tienen apenas noticias de Atienza sí se sabe que siguió habitada por los restos que se han ido encontrando.
Todavía queda en pie una fuente del siglo II en la parte baja del pueblo. La verdad es que teniendo en cuenta la pobreza de la tierra y la dureza del clima es de entender que los foráneos no se fijaran demasiado en estos pagos para su establecimiento en ellos, no obstante sí que se mantuvo la escasa población autóctona que ya poblaba la zona con anterioridad.
Más o menos vino a ocurrir lo mismo durante la época visigoda ya que tampoco se tienen noticias escritas de Atienza, pero si que han aparecido objetos de ese periodo, depositados algunos de ellos en los museos de la villa.
En las décadas siguientes al desembarco musulmán en Hispania es probable que la vida en Atienza transcurriera con la normalidad que se supone en un pequeño pueblo sin apenas importancia, sin más presencia musulmana que la de alguna pequeña guarnición militar instalada en el cerro del castillo.
Que la población de Atienza durante esos años siguiera siendo la autóctona o mayoritariamente cristiana viene a suponerse por el hecho de que a principios del siglo X, en una incursión en zona musulmana, el rey Alfonso II tomara la villa sin que se le ofreciera resistencia. La dificultad de mantener este enclave tan lejos de territorio cristiano hizo que después de un tiempo lo abandonaran.
Quizás después de este hecho los musulmanes se empezaran a tomar más en serio la defensa de este enclave, aunque en el siglo siguiente volvieran las tropas cristianas a tomar el pueblo. En uno de esos intentos salió derrotado el conde Fernán González frente a Al-Hakam, y tuvo que ser su hijo García Fernández el artífice de la toma años después, pero a finales del siglo X Almanzor la recupera arrasándola.
Aún volvió a pertenecer al Condado de Castilla años más tarde cuando el nuevo califa de Córdoba Sulaymán entrega al conde Sancho Garcés algunas de las fortalezas que perdió su padre a manos de Almanzor, entre ellas las de Gormaz y Atienza, en agradecimiento al apoyo que le prestó el conde castellano para acceder al califato.
Su situación estratégica hizo de ella una pieza codiciada para ambos bandos, resultando de vital importancia su posesión para unos y otros. Cuando Atienza pasa definitivamente a formar parte en el siglo XII del ya por entonces Reino de Castilla, seguirá ejerciendo la función de puntal estratégico en el empuje de las tropas cristianas hacia la submeseta sur. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, pasará por Miedes y por Atienza, la "peña muy fuert", camino del destierro como así aparece en el Cantar.
También esta comarca vivirá otro episodio del Cantar de Mío Cid, concretamente el de la afrenta de Corpes, que tuvo lugar en las cercanías del pueblo de Robledo de Corpes.Con la incipiente repoblación y el impulso constante ejercido por Alfonso VII en forma de fueros y territorios comenzó el crecimiento demográfico y comercial de la extremadura castellana, que hasta entonces había permanecido prácticamente despoblada.
Organizados generalmente en comunidades de villa y tierra, los distintos concejos se dotan de los mecanismos necesarios para su propio gobierno, funcionando de un modo sorprendentemente democrático en el que el fuero venía a ser algo así como una especie de contrato entre el rey y los miembros del Común.
El Fuero de Atienza, concedido en el año 1149, no se conserva hoy día pero se sabe de su existencia por las referencias que de él se hacen en otros fueros.
Los límites de la Tierra de Atienza se extienden hacia el sur hasta las márgenes del río Tajo y el Reino de Toledo, lindando por el este con la Comunidad de Medinaceli y la Episcopalía de Sigüenza, hacia el oeste con la Comunidad de Ayllón y el Reino de Toledo, y por el norte con las Comunidades de Caracena, Gormaz y Berlanga. Un territorio extensísimo como podemos comprobar y que se viene a corresponder con casi un tercio de la actual provincia de Guadalajara, más zonas que ahora pertenecen a la provincia de Soria.
Componían la Comunidad de Atienza un total de 131 aldeas que han llegado hasta nuestros días, más 98 despoblados, que suponían una extensión de 2552 Km cuadrados. Pero este extenso territorio irá menguando hacia el norte con el paso del tiempo, debido sobre todo a las donaciones en forma de territorios que hacía el rey a los distintos nobles por servicios prestados y a la creación de nuevos comunes.
Durante esta época serán las milicias concejiles las que lleven el peso de la reconquista hacia la submeseta inferior, y entre ellas las de Atienza, que serán las artífices de la toma de Cuenca en el año 1177 y cobrarán posteriormente renombre en las Navas de Tolosa junto a las milicias concejiles de Sepúlveda y las tropas navarras.
Atienza disfrutará a lo largo de estos siglos, hasta finales del XIV más o menos, de una gran prosperidad. Se convierte en una villa semi-urbana que llega a contar con 14 iglesias, todas ellas románicas, y cuya población se estima pudiera estar entre los 6.000 y 8.000 habitantes.
El oficio de la arriería cobrará muchísima importancia, debido sin duda a los muchos privilegios otorgados por los distintos reyes a los arrieros atencinos.
Estos arrieros entraron a formar parte de la historia de Castilla cuando allá por el siglo XII salvaron al rey niño Alfonso VIII de caer en manos del Rey de León sacándolo de Atienza camuflado bajo el capote de uno de ellos, evitando de esta forma que el monarca leonés se hiciera con el reino castellano.
Los dos cinturones de murallas con los que contaba Atienza la hacían una de las villas mejor fortificadas. La importancia económica y la prosperidad de la que disfrutó Atienza es corroborada por la presencia de una judería de tamaño bastante considerable. Actualmente no queda nada de aquel barrio, salvo restos de la muralla que lo rodeaba y parte de algún torreón.
En 1369 el rey Enrique II premió al mercenario bretón Bertran du Guesclin entregándole la villas de Atienza, Soria y Almazán, además del Señorío de Molina.
El siglo XV verá el comienzo del declive tanto económico como demográfico de toda la Tierra de Atienza, como ocurrirá también en otras zonas de lo que posteriormente se conoció como Castilla la Vieja. Fue ocupada por los ejércitos de Navarra al mando de Rodrigo de Rebolledo en la Guerra de los Infantes de Aragón.
Juan II y su valido Álvaro de Luna la sitiaron varios meses con un poderoso ejército sin conseguir expulsar a los navarros, por lo que tomaron la determinación de incendiar la villa quedando desde entonces destruida gran parte de ella.
La fortaleza siguió en poder navarro algún tiempo más, hasta que a cambio de una elevada suma de dinero Enrique IV logró que la abandonaran.
A partir de entonces, ya reunificados los territorios hispánicos, excepto Portugal, bajo el mandato de los Reyes Católicos, Atienza verá correr el paso del tiempo sin pena ni gloria convertida todavía en centro comarcal semi-urbano, y quedando desde entonces su Tierra muy mermada por las donaciones y usurpaciones señoriales. Sigüenza será la beneficiada por la importancia que desde entonces tomará el corredor Jalón-Henares, en detrimento de los enclaves estratégico-militares como Atienza que hasta entonces habían ejercido esa función por la cercanía con el reino aragonés.
Su distribución a partir del XVI será prácticamente la misma que la de hoy en día, es decir, dividida en los cuatro barrios de San Gil, Puertacaballos, el de la Plazuela y el de la Plaza.
La torre de la fortaleza será usada como prisión para personajes de la alta política en diversos momentos, y entre sus huéspedes cabe destacar al rey francés Francisco I, hecho preso en la Batalla de Pavía.
Uno de los alcaides que tuvo la fortaleza fue el padre de Juan Bravo, uno de los cabecillas de la revuelta popular, también llamada comunera, contra el emperador Carlos I.
Es un dato poco conocido el que Juan Bravo era atencino, aunque por haber casado y residido en Segovia ha sido tenido siempre por segoviano.El caserío de la villa sufrirá importantes arreglos a partir del siglo XVIII, siendo la mayor parte de los edificios actualmente en pie de esa época.
Hay que destacar que en estos siglos, XVII y XVIII, el Cabildo de Clérigos era el mayor propietario de tierras en Atienza.Ya en el siglo XIX se verá seriamente afectada por la Guerra de la Independencia.
Fue cuartel general de El Empecinado, por lo que los franceses se ensañaron con ella en varias ocasiones, desvalijando las iglesias y saqueando las casas para posteriormente incendiar gran parte la villa.
También en esta primera mitad de siglo se produjo un importante cambio en la estructura administrativa y socio-económica de Atienza. En 1833 y debido a la división provincial proyectada entonces, aunque no comenzó a aplicarse hasta mucho más tarde, la comarca de Atienza así como algunos territorios adyacentes dejan de pertenecer a la provincia de Soria y son incluidas en la de Guadalajara.
Años después, la desamortización de Mendizábal trajo consigo la venta de los bienes eclesiales así como la privatización y roturación de los terrenos comunales. Todo esto provocará una irremediable y progresiva ruralización en Atienza.
En esta época quedó abandonado el convento de San Francisco, del que actualmente solo nos queda algún que otro resto como el ábside de estilo gótico normando de su iglesia al que se ha adosado un edificio de moderna construcción.
Durante el siglo XX se acentuó más si cabe el fenómeno de la emigración que ya había comenzado tiempo atrás y que ya provocó a lo largo de los siglos XVII y XVIII el abandono de varios pueblos de su tierra como Vesperinas, Morenglos, Rejuelas o Valdelacasa. Fue después de la última guerra civil cuando cambió la fisionomía de la antigua Plaza de los Olmos, actual Plaza de España, con la construcción de la actual barbacana de piedra y la colocación de la fuente dieciochesca que subieron desde su anterior emplazamiento junto a la ermita del Humilladero.
Los olmos desaparecerían posteriormente víctimas de la grafiosis.A pesar de todo ello, Atienza y su tierra han sabido conservar su rica herencia que se refleja fielmente en los monumentos y edificios civiles, religiosos y militares, así como en el impresionante conjunto pictórico, escultórico, orfebre, arqueológico y paleontológico que puede ser admirado en sus museos.
Una tierra de indudable encanto y belleza, en la que se respira constantemente esa castellanía que desprenden todos y cada uno de sus rincones y gentes.
No podeis dejar de visitar en Atienza la Plaza de España alta, el arco de San Juan o Arrebatacapas, la fuente romana y la puerta de la Salida, San Salvador con la muralla y el castillo de fondo, la Torre de San Salvador, San Salvador desde la muralla, la puerta de la Salida, los restos de la segunda muralla, el balcón de esquina, el arco de la Virgen., la Calle Real con San Gil al fondo, la fachada con el escudo de los Bravo de Laguna, el mirador en el Arco de la Guerra ... En fin un paseo por Atienza seguro que os trasportará a la edad media y os entrará directo al corazón para volver en otra ocasión, para enseñarla y disfrutarla con otros amigos.
Para sorpresa de casi todos la villa de Atienza cuenta con tres magníficos museos ubicados en tres de sus iglesias. Gracias a su nuevo cometido como museos se evita el deterioro y abandono de las mismas, ya que de otro modo se encontrarían cerradas y sin cuidado alguno.
Una buena opción para compaginar una visita a los museos y un recorrido por el pueblo es empezar desde la parte alta, en la que está situada la iglesia de Sta. María del Rey con su espléndida portada románica, el castillo desde el que se disfruta de unas magníficas vistas y el Museo de La Trinidad.
Desde aquí se puede ir hasta la Plaza del Trigo por la antigua calle de Zapaterías y luego de admirar tan bella plaza y el arco de San Juan, una de las puertas del primer cinturón de muralla, tomar la calle Layna Serrano, bajo el balcón de esquina, cruzar el Arco de la Virgen y seguir hasta dar de frente con la fuente del Tío Victoriano, en la que está esculpido el antiguo escudo de la villa, desde aquí tomando la calle que sale a la derecha se llega hasta el Museo de San Gil.
Subiendo por la misma calle se llega hasta la Plaza de España, antigua Plaza de los Olmos, en la que destaca una fuente del XVIII con delfines esculpidos y el escudo de los Bravo Lagunas junto a unos balcones con aleros de pizarra típicos. Unos metros más abajo se puede ver lo que fue la antigua Posada del Cordón, actualmente residencia de ancianos, con su cordón de piedra esculpido y su ventana gótica geminada. Bajando por esta misma calle y cruzando la carretera se llega al Museo de San Bartolomé, junto al que se encuentra una fuente romana del siglo II y la puerta de la Salida, uno de los accesos del segundo cinturón de muralla.
Museo de La Trinidad. Emplazado en la preciosa iglesia románica de La Trinidad tiene dos apartados. Uno dedicado al arte religioso con magníficas obras de arte, entre las que destaca el Cristo del Perdón y un Cristo románico del siglo XII. El otro apartado está dedicado a la Cofradía de 'La Caballada', y en él se exponen documentos antiquísimos de la misma, así como fotografías y diversa vestimenta.
Museo de San Gil. Emplazado en la iglesia románica del mismo nombre posee una magnífica colección de arte religioso y restos arqueológicos. Estos restos abarcan desde la Edad del Bronce hasta la época visigoda, aunque también hay objetos de otras partes del mundo y minerales de la zona.
Museo de San Bartolomé. Ubicado en dicha iglesia románica posee una de las más importantes colecciones paleontológicas de Europa, así como diversas obras de arte religioso
Afortunadamente son todavía bastantes los ejemplos que se conservan en Atienza y la comarca de este arte extendido por toda Europa y que avanzó al tiempo que la Reconquista. La ausencia de núcleos urbanos importantes en la zona hizo que la mayor parte del románico presente en estas tierras derivara más hacia un estilo netamente rural, más sencillo y sobrio que el que se daba en poblaciones más importantes y pobladas.
Una característica presente en el románico de todo el entorno, al igual que sucede en zonas de Soria y Segovia, es la de los atrios porticados en las iglesias. Estos atrios, propios del románico tardío, se usaban para la celebración de las asambleas populares y las reuniones de los Concejos, lo que hacía de las iglesias el centro de la vida civil y religiosa en los pueblos.
Estamos ante una de las celebraciones con más solera que tienen lugar todavía en España, no obstante la Cofradía de la Santísima Trinidad es una de las agrupaciones castellanas de más antigüedad documentada. Tenemos que remontarnos hasta mitad del siglo XII para encontrarnos con uno de los hechos que marcaron el devenir de Castilla y que tuvo lugar aquí, en Atienza.
Está catalogada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.Habiendo heredado Alfonso VIII el trono de Castilla muy joven, con tan solo cuatro años, su tutela se la disputan dos familias muy influyentes, los Castro y los Lara. Aunque Sancho III en su testamento señala a los Castro como tutores de su hijo, serán los Lara quienes mediante una estratagema mantengan al niño en su poder.
Los Castro solicitan la ayuda del Rey de León Fernando II quien, posiblemente viendo la oportunidad de gobernar en ambos reinos, entró en Castilla al frente de un ejército para apoderarse del pequeño Alfonso.
Éste es sacado de Soria y llevado por Pedro Núñez de Fuentearmegil a Atienza, una de las villas mejor fortificadas del reino, que no tardará en sufrir el cerco al que le someterán las tropas leonesas.
Dice la tradición que, ante el peligro que suponía el asedio leonés, el pequeño rey fue sacado de madrugada de la villa escondido entre un grupo de arrieros que lo llevaron hasta Segovia y posteriormente a Ávila donde quedó a salvo.Desde entonces los miembros de la Cofradía de la Santísima Trinidad, heredera de la antigua cofradía de arrieros y popularmente conocida como “de la Caballada”, recuerdan el hecho a lomos de sus caballerías ataviados a la antigua usanza y al son de la gaita y el tamboril.
Todos los domingos de Pentecostés desde la mañana temprano, cuando la comitiva atraviesa el pueblo camino de la ermita de la Estrella, hasta el atardecer, en que tendrán lugar las carreras entre ellos, los cofrades irán cumpliendo con la tradición escrupulosamente.
Los hermanos siguen al pie de la letra unas ordenanzas que cuentan con siglos de antigüedad, no obstante las multas impuestas por el Prioste a los cofrades se hacen en forma de celemines de trigo, libras de cera o cuartillos de vino.
El día anterior se celebra el "sábado de las siete tortillas", y en la ermita de la Estrella los hermanos cofrades se reúnen alrededor de la mesa para degustar las siete tortillas, que según dice la tradición son las jornadas que duró el viaje hasta poner a salvo al Rey.
El número siete es un número por otra parte muy simbólico y está presente en multitud de hechos y construcciones de la Edad Media.
Animaros, Atienza merece la pena una y mil visitas.
1 comentario:
Enhorabuena por el artículo y las fotos, de gran calidad ambas cosas, como en general toda la web.
Solo un inciso que nos resulta chirriante y cada vez mas extendido, como es relacionar la Alcarria con esta comarca cuando es bien sabido y debería serlo para los propios habitantes de nuestra provincia que la Alcarria empieza en Jadraque de manera que al norte de este pueblo queda otra comarca que podemos llamar Serranía.
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