CARTA-PUEBLA DE ALHóNDIGA
Siendo cura párroco de Alhóndiga el Sr. D. Ignacio Calvo y Sánchez, que ahora pertenece al cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, ofreció á la Academia un diploma en pergamino, escrito en la primera mitad del siglo XIII y que contiene una copia de la carta-puebla de aquella villa, ó mejor dicho, una confirmación que Frey Raimbaldo,comendador de la Orden del Hospital en España, hizo en año incierto de la carta de población que á dicho lugar otorgó en la era de 1208 (año de 1170) Frey Juan, prior de la misma Orden .
Como solía acontecer, en la carta se establecen disposiciones municipales que hacen de ella un verdadero fuero .
A la vez me ofreció el Sr. Calvo y Sánchez para mi colección de documentos alcarreños otra copia, también en pergamino y de la época en que se hizo la confirmación .
El pueblo de Alhóndiga no ha tenido jamás importancia extraordinaria, ni por la situación estratégica, ni por el asiento encumbrado y fortaleza natural ó adquirida, ni por la población, siempre exigua.
Está asentado su caserío en torno á una colina cónica, en cuya cúspide, algo aplanada, levantaron en el siglo XII la iglesia parroquial de que aún quedan algunos paredones sin interés arqueológico .
Puesto el lugar donde acude al valle del río Arlés ó Arlós una barranquera, sus habitantes vivieron de los productos de aquella vega que corre, con dicho riachuelo por fondo, desde Berninclles á Pastrana .
Pudo darle algún valor esta situación, porque la vega está cortada allí por el camino que iba y va aún desde Guadalajara á la provincia de Cuenca, y que tiene por único paso el puente de Auñón sobre el Tajo .
No he podido averiguar cuándo y por qué títulos pasó aquel , lugar á manos de la Orden del Hospital, aunque los términos de la carta-puebla hacen ver que fue primeramente poblado por dicha Orden, pero es indudable que la posesión por ésta fué anterior al establecimiento de la de Calatrava en toda aquella región, donde se constituyó la provincia de Zorita de los Canes, tan extensa allí como arraigada y en cuyo riñón quedó como enclavado el pueblo de Alhóndiga, perteneciente como vemos á otro instituto .
En 1175, es decir, cinco años después de la fecha de la carta-puebla de Alhóndiga, dió el rey D. Alfonso VIII el lugar de Almoguera á la,Orden de Calatrava, y esta donación fué el comienzo de establecerse los calatravos en aquella comarca.
En 1187 ya eran dueños en ella de 7orita, Almonacid, la Pangía, Auñón, el Collado de Berninches, Córcoles, etc. Todos estos pueblos están mencionados en la segunda bula de confirmación de la Orden de Calatrava que dió el Papa Gregorio VIII en 4 de Noviembre de dicho año.
Aunque en ella se cita entre las posesiones de la Orden á Alhóndiga, no es éste el de la Alcarria, al que nos referimos, sino otro de tierra de Toledo, mencionado en otros documentos pertenecientes á la misma orden de Calatrava.
cordia que estos caballeros celebraron con los del Hospital en 1232, porque en ella consta que aquéllos demandaban «Alfondega, que es en término de Zoritan, mas no se avinieron los hospitalarios á cederla, aunque unos 3" otros establecieron que «ha de pacer e de cortar, e de labrar con Zorita., e con sus aldeas, como siempre flcleronn .
Alhóndiga siguió perteneciendo al Hospital hasta que en el siglo xvi se desmembró juntamente con Peñalver, lugar también de aquella parte de la Alcarria, pasando a título de venta á po der de D. Juan Suárez Carvajal, Obispo de Lugo, hombre notable de que habla la España Sagrada y más ircunstanciadamente la historia de Talavera, donde era nacido, y donde la vida más que centenaria del Obispo, sus fundaciones piadosas y su clara descendencia son contadas con curiosos pormenores .
Alhóndiga y Peñalver forman parte del mayorazgo de D. Garci Suárez de Carvajal, hijo legítimo de aquel prelado, quien se llamó señor de ambas villas, y cuando D. Fadrique de Portugal y Silva (1592 á 1658), primogénito del marqués de Oran¡ y nieto del duque de Pastrana, se casó con Doña Ana Francisca de Carvajal, recibió con la mano de ésta las villas mencionadas, era ya dicha dama la sexta en la serie de los señores de Peñalver y Alhóndiga.
Bulario de la Orden de Calatrava,…
Según la relación topográfica de Alhóndiga, hecha en 1550, hacía veinticinco años que la compró el Obispo de Lugo de la Orden de San Juan, que es la del Hospital.
La relación de Peñalver, también de 1580, dice que se hizo la compra en 1552. Peñalver fué cabeza de la encomienda de dicha villa y Alhóndiga, perteneciente, como digo, á la Orden del Hospital, ó sea de San Juan .
Esto es, conforme al fuero de Huete, al que se refiere varias veces la carta-Puebla .
La Alhóndiga de Guadalajara
Nos cuenta José Muriá en el prólogo del libro "Documento sobre la Alhóndiga de Guadalajara" del recopilador Luis Chávez Orozco que:
Nos cuenta José Muriá en el prólogo del libro "Documento sobre la Alhóndiga de Guadalajara" del recopilador Luis Chávez Orozco que:
"El termino "Alhóndiga" es familiar a muchísimos mexicanos en virtud del relevante papel que la historiografía "patria" asigna a la gesta realizada por Miguel Hidalgo y Costilla, el 28 de septiembre de 1810, cuando tomó por asalto, gracias a la eficaz colaboración del minero Juan José Martínez, "El Pípila", aquel sólido y majestuoso edificio del barrio de Granaditas de la ciudad de Guanajuato, donde se había hecho fuerte lo más granado de su oligarquía.
Es una palabra de origen árabe al fondaq (la fonda o la hostería)- aunque se refiere también a ciertos almacenes que el fisco de los musulmanes había establecido en las grandes poblaciones de éstos, a efecto de proceder, entre otras cosas, a la venta de trigo.
En el mundo cristiano se difundieron cuando los comerciantes catalanes abarcaron prácticamente todo el mar Mediterráneo, almacenando sus mercaderías en los alfondics que tenían dispuestos en sus puertos".
Al paso del tiempo se hicieron alhóndigas en las ciudades y poblados españoles, de donde se tomó el modelo para construir en la capital de la Nueva España la primera, entre los años de 1573 y 1578, el virrey Martín Enríquez expidió las ordenanzas para que se rigiera su funcionamiento, las cuales sirvieron para las que se establecieron posteriormente en otras ciudades del país.
Al paso del tiempo se hicieron alhóndigas en las ciudades y poblados españoles, de donde se tomó el modelo para construir en la capital de la Nueva España la primera, entre los años de 1573 y 1578, el virrey Martín Enríquez expidió las ordenanzas para que se rigiera su funcionamiento, las cuales sirvieron para las que se establecieron posteriormente en otras ciudades del país.
En términos generales aquí en América, las alhóndigas eran los almacenes donde la gente podía guardar sus granos de maíz o trigo por un tiempo no mayor de 20 días; también servían para regular el precio, como controles de producción, etc.
Este establecimiento destinado al almacenaje y venta de cereales en Guadalajara, fue fundado en 1662 por el Presidente Antonio Alvarez Castro; primero estuvo en servicio en el Palacio Municipal, después se pasó a otra finca rentada y finalmente a un edificio propio en la Calle Alhóndiga (hoy Pino Suárez), entre San Felipe y Juan Manuel. En este local estuvo haya el 9 de mayo por decreto de la Legislatura, pasando sus bienes al Cuerpo Municipal. Juan B. Iguiniz nos informa que: "Se sostenía con los productos del derecho de Alhóndiga, que era medio real por cada carga de trigo, salvo para los labradores de los contornos, que solo pagaban un real por la de harina".
Hubo varias quejas sobre la Alhóndiga, pues según decían "era insuficiente para almacenar la cantidad de granos que requería la ciudad para garantizarse en contra de las escaseses, y sobre todo por la constante humedad que destruía o descomponía enormes cantidades de grano, con gravísimo detrimento de los intereses de la ciudad y de la salud de sus habitantes"... Por lo anterior, existen un documento en el Archivo General de la Nación fechado el 7 de agosto de 1797, donde se nos norma que varios de los personajes más importantes de la vida económica ce la ciudad tapatía, le proponen al gobernador Jacobo Ugarte, y Loyola, el proyecto de la construcción de una nueva Alhóndiga en el lugar que ocupaba el hospital viejo de Belén. Cuando la Alhóndiga dejó de funcionar, el edificio se utilizó para albergar la Escuela de Artes y Oficios en 1841
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