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Chillarón del Rey "huerta de la Alcarria"

Hasta el siglo XVI fue aldea de Pareja. Por tanto, perteneció a la jurisdicción de Huete, siendo luego, en el siglo XII, entregada en señorío a los obispos de Cuenca, que detentaron la propiedad de estos pueblos durante largos siglos, hasta el XIX. Pero en tiempos del obispo fray Bernardo de Fresnada, y con su consentimiento, Chillarón solicitó ser declarado villa independiente de Pareja, con facultad de justicia propia. Así lo concedió Felipe II en 1569, y desde entonces pasó ,l denominarse Chillarón del Rey, aunque el señorío siguiéronlo ostentando los obispos conquenses, quienes cobraban impuestos y ponían alcaldes y regidores a su voluntad.


En lo más alto de la villa asienta la iglesia parroquial, con el título de Nuestra Señora de los Huertos. Se trata de un colosal edificio levantado a mediados del siglo XVI, en recia sillería con contrafuertes y el inicio de una torre a poniente que no llegó a terminarse. En el muro sur aparece la portada, en severo y elegante trazo renacentista, y el interior presenta magníficas bóvedas de complicada crucería. Pero lo que destaca de este templo es su gran retablo mayor, obra de estilo barroco, y sin duda, de lo más importante que en este estilo posee la provincia de Guadalajara. Está construido hacia 1730, y posee el estilo que Churriguera y Ribera imprimían a sus obras. Pertenece, desde luego, a la escuela madrileña de retablistas de la primera mitad del siglo XVIII. Presenta esta grandiosa obra de arte tres cuerpos: el inferior, de apoyos; el medio, de enormes columnas salomónicas, mostrando entre ellas dos repisas con las estatuas de San Pedro y San Pablo, y en el centro una hornacina donde se muestra la gran talla románica-gótica de la Virgen de los Huertos, obra policromada de fines del siglo XIII o comienzos del XIV.
Sobre ella, una cenefa cobija talla del Espíritu Santo; el cuerpo superior recubre a modo de cascarón el cuarto de esfera que hace de cúpula de presbiterio. La imagen central de este cuerpo es una movida talla del arcángel San Miguel, armado de escudo y llameante espada, vestido de guerrero, aplastando bajo sí a un gracioso demonio de cola dracontea. El grupo se enmarca de ovalada cenefa vegetal. A sus lados aparecen dos ángeles músicos (uno con guitarra y otro con vihuela) y aún más hacia el exterior, y a cada lado, sendas tallas de San Basilio y San Blas. Otros dos ángeles completan este alto conjunto iconográfico. Todo el retablo se muestra, aun sin policromar, cuajado de la febril ornamentación barroca que prolifera las molduras, los racimos, las hojarascas y los medallones. En la nave y crucero del templo aún se ven otros pequeños altares, también de estilo barroco, popular, con una imagen de San Antonio, buena, del XVIII, y un cuadro representando el Triunfo de la Eucaristía, estimable, del mismo siglo.

En el pueblo se muestran algunas casonas nobiliarias de interés. En la plaza mayor, presidida por una vieja olma, se ve un antiguo caserón que fue propiedad del Cabildo de la Catedral de Cuenca, del que muestra el escudo en la fachada.

Otra bonita, y bien arreglada, casona del siglo XVII con un escudo en lo alto, vemos en la misma plaza. Por el pueblo, de larga calle mayor, y empinadas callejuelas que llevan hasta la iglesia, sobresalen varias casas de tradicional arquitectura popular, con enormes aleros tallados, y portones adovelados.

Asimismo, se ven buen número de rejas y obras de forja popular, de los siglos XVI al XVIII. En las afueras del pueblo aún surgen las ermitas de San Sebastián -donde está el cementerio- y de San Roque. Entre ambas levantaron, en el siglo XVI, al hacerse villa, la picota simbólica.

En la ladera frente al pueblo existen numerosas cuevas escabadas en la montaña donde se hacían buenos caldos cuando el viñedo estaba muy estendido en la zona.

Además en este pueblo se come estupendamente en el restaurante que está a 40 metros desde de la plaza bordeando la casona señorial de la plaza. Os recomiendo probar de primero pencas rellenas y el solomillo o unas chuletitas de cordero para plato principal,...y de postre no pueden faltar las nueces con queso y miel.

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