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Budia, ... eres mi pueblo.

En Budia nació mi abuelo Alvaro José, nació mi padre Joaquín... y nací yo. Es por tanto un lugar de raices y de mucho encanto para mi y por tanto La Alcarria, es una raiz y un estandarte al que me siento pertenecer por sangre y sentimiento.

Os enseñaré como es mi pueblo en este reportaje y además si deseais ver nuestra entrañable casa rural alcarreña , seleccionar este texto para pasearos por ella. Estais invitados.

Os publico aquí la descripción de Budia que mi hermano Angel Luis ha publicado en la Wikipedia y dice así:

"Su emplazamiento es en cuesta sobre varios barrancos bien surtidos de fuentes, entre la llanura elevada de la Alcarria y el valle del Río Tajo, embalsado por las presas de Entrepeñas y Buendía. Bellos paisajes en un entorno de piedra caliza y clima mediterráneo del interior.

Vegetación de ribera en el fondo de los barrancos, que mantienen pequeñas huertas; restos de bosque mediterráneo y cultivos de secano de campos abiertos en el resto, que es la mayor parte del término municipal.


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Sus orígenes son oscuros, aunque la zona es de muy antigua ocupación histórica, desde tiempos prerromanos.

Las primeras certidumbres vienen con su reconquista por Castilla junto a los territorios de la línea del Tajo a finales del siglo XI.

Se incorpora a la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza, y al subdividirse ésta correspondió a la Tierra de Jadraque, dentro de la sesma o sexmo de Durón, población limítrofe con Budia.


Durante la peste del siglo XIV la despoblación de hasta cuatro núcleos cercano, como El Peral, donde sólo quedó la ermita, beneficiaron la continuidad de Budia, que resistió.
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Compartiendo destino con Jadraque, se concedió en señorío a los Carrillo en tiempos de Juan II, y así sigue en 1478, engrosando el Condado del Cid como uno de los títulos de la familia Mendoza, luego incluido en el Ducado del Infantado cuya casa solariega fue el famoso Palacio del Infantado, de estilo plateresco que aún se conserva en Guadalajara.

El régimen señorial no afectaba a los asuntos cotidianos de Budia, que se resolvían por un Concejo que en 1434 obtuvo privilegio real con el que obtiene título de villa. Las relaciones con los Duques se limitaban a una ofrenda de vasallaje por Navidad (siete arrobas y media de miel y veintiocho capones bien cebados).


Los siglos de la Edad Moderna ven prosperar sus actividades agrícolas e industriales, con famosas tenerías y cordobanes.

La tradición afirma que el judío Don Adán fue su fundador.


Población y riqueza eran suficientes para mantener un Hospital y un Convento de Carmelitas, hoy en ruinas, aunque se conserva una curiosa nevera.


La iglesia parroquial, reconstruida en el siglo XVI sobre la original de la época de repoblación, guarda dos tallas de Pedro de Mena. Una larga nómina de altos clérigos y funcionarios salieron de Budia.







Se fija el trazado urbano, dejando un peculiar espacio triangular a la Plaza que hará de centro de las actividades locales. Del siglo XVIII datan la mayor parte de las portadas ennoblecidas con dinteles de piedra y distintas inscripciones presentes por todo el pueblo.

La Guerra de Independencia (1808-14), que por un lado acabó con el régimen señorial, por otro marca el comienzo de la decadencia de la población, que habiendo llegado quizá a 1600 habitantes apenas llegaba a los 1000 tras la Guerra Civil Española de 1936-39, periodo que Budia sufrió en la zona republicana, no muy lejos de las líneas del frente y encogida ante el paso de los aviones.



El Franquismo supone la mayor despoblación, con emigraciones masivas que dejan reducido a un tercio el censo, así como la actividad económica, reducida a una agricultura que al final del periodo acaba mecanizándose y manteniendo el nivel de subsistencia de los que se quedan a costa de la emigración de la mayoría.

También algo influyó la concentración parcelaria.

Las antiguas tenerías siguieron funcionando a escala artesanal, y surtieron de pieles a los encuadernadores de la famosa enciclopedia de Los Toros de Cossío.

En la actualidad, el envejecimiento de la población contrasta con la revitalización de actividades terciarias, turísticas y de construcción.

Budia ha pasado a la literatura sobre todo por su presencia en el Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela en 1946."


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