En la Villa de Budia, en veinte y siete dias del mes de Noviembre del año de mil ó quinientos é ochenta años, á pedimento de un hombre que se dice llamar Miguel Garcia, Vecino de la Ciudad de Guadalajara, yo Juan Aguilera, Escribano público en esta Villa, leí y notifiqué una Real Provisión de su Magestad con un mandamiento emanado del Licenciado Francisco de Villegas, Corregidor de la Ciudad de Guadalajara, y Comisario que se dice ser para este negocio, sobre razón de la descripción y historia que su Magestad manda hacer en los pueblos de España para honra y ennoblecimiento destos Reinos, lo cual notifiqué á Bartolomé Garcia, alcalde hordinario en esta Villa, y á Pedro de Natos, Regidor de la misma, y les entregué la instrucción en molde, que en la dicha Real Provisión se hace mención, y de ello fueron testigos Cristova I de Cañas y Hernán Garcia, Vecinos de esta Villa. =Juan Aguilera.
Los dichos Bartolomé Garcia, Alcalde, y Pedro de Natos, Regidor, dixeron que obedescian y obedescieron la dicha Carta y Provisión Real de su Magestad y la pusieron sobre sus cabezas con el acatamiento debido, y que la cumplirán como en ella se contiene, y lo que por ella seles manda juntamente con lo contenido en el mandamiento de dicho Comisario, y para ello rescibieron la dicha instrucción, y para el efecto de ello nombraron por personas que hagan la relación que su Magestad manda por parte desta Villa, conforme á dicha instrucción, al Bachiller Martínez y á Juan de Gañas, Vecinos desta villa, que son personas honradas, de los principales antiguos y naturales desla Villa, y dello fueron testigos los dichos.
E yo el dicho Escribano fui á notificar y notifiqué lo susodicho á los dichos Bachiller Martínez y á Juan de Gañas, Vecinos desta Villa, para que luego hagan la dicha relación, respondiendo lo que supieren, y ellos dixeron que harán lo que se les manda, y se hizo en la forma siguiente. = Juan Aguilera.
1. Al primero Capítulo dixeron: que dicho pueblo se llama Budia, y es villa y no saben otra cosa del.
2. Al segundo: que este pueblo tiene cuatrocientos diez Vecinos al presente con menores, y que hay pocas menos casas que Vecinos, y que del tiempo que há que ellos se acuerdan, que será unos cuarenta y cinco años, poco más ó menos, se ha aumentado esta Villa en cien Vecinos, poco más ó menos.
3. Al tercero capítulo dixeron: que tienen por antiguo este pueblo, y que han oido decir que lo ganó el Giz, Ruiz Diaz, de los Moros.
4. Al cuarto capítulo dixeron: que este pueblo es Villa y que han visto una Merced que ha hecho el Rey D. Juan el año de cuatrocientos y treinta y tantos á Don Gómez Carrillo de este pueblo, y que entonces era Aldea de Atienza, y después acá es Villa, y que esta Villa no tiene voto en Cortes, y habla por ella la Ciudad de Guadalajara.
5. Al quinto capítulo dixeron: que dicha Villa está en la provincia de Guadalajara, en el Alcarria.
8. Al octavo capítulo dixeron: que dicho pueblo es del Duque del Infantazgo.
9. Al nono capítulo dixeron: que esta Villa cae en el distrito de la Real Chancillería de Valladolid, y van allá los pleitos en grado de apelación, y que hay treinta y ocho leguas dende esta Villa á la dicha Chancilleria.
10. Al décimo capítulo dixeron: que el Duque del Infantazgo tiene puesto Corregidor para esta Villa, y á otras en la Villa de Xadraque, que está siete leguas de esta Villa.
li. Al onceno capítulo dixeron: que esta Villa cae en el Obispado de Siguenza y en él Arciprestazgo de Gifuentes, y está nueve leguas de la Catedral.
13. Al treceno capítulo dixeron: que el primer pueblo que de esta Villa se halla á do sale el sol es la Villa de Duron en este tiempo en derecho, y está media legua ordinaria de esta Villa, y el camino es derecho.
14. Al catorceno dixeron: que la Villa de Berninches es el primer pueblo, y está una legua larga, y está el pueblo á mano derecha del medio dia yendo de esta Villa, y el camino es derecho (1).
(1) Casi siempre hay que enderezar estos caminos derechos y acortar estas leguas de que hablan las relaciones, pues por lo que de ellas resulta, no es de hoy la costumbre de decir que corre una legua de pueblo á pueblo próximo. La misma advertencia hago respecto al señalamiento de los puntos cardinales, en lo que también las relaciones suelen calcular á ojo no muy escrupuloso.
15. Al quinceno capítulo dixeron: que el primer pueblo que se encuentra saliendo de esta Villa á do el sol se pone, es Peñalver, que está dos leguas comunes de esta Villa, y queda un poco á la mano izquierda el pueblo yendo camino derecho.
16. Al sexto décimo dixeron: que el primer pueblo acia el Norte yendo desde esta Villa, es la Villa de Valdelagua, que está una legua pequeña desta, y se va por camino derecho, y queda el pueblo un poquito torcido á la mano derecha del Norte.
17. A los decisiete capítulos dixeron: que esta Villa está en un Valle entre cuatro cerros en solana, y es tierra templada y no enferma, y salido á los altos es fria por ser Alcarria, y tiene peñas, montes y brozas.
18. A los deciocho capítulos dixeron: que esta Villa está provehida de leña de Montes de Encina y roble, que está en su término, y de brozas, y que tiene árboles de olivas, y frutas, y se cria caza de liebres, perdices y conejos.
20. Al veinteno dixeron: que el rio Tajo pasa una legua pequeña desta Villa hacia do sale el sol, y es rio caudal, y tiene un puente que se dice la Puente Pareja, de piedra y madera, y en la ribera hay viñas y sotos, y no huertas, y se crian en el rio truchas, y barbos, y peces.
21. Al veinte y uno capítulos dixeron: que esta Villa tiene una fuente de agua en la plaza de donde se provee el pueblo, con cuatro caños, que se trahe del término de la dicha Villa, y por los lados desta Villa pasa agua con que junta muelen dos molinos donde muelen los Vecinos desta Villa, que están fundados á la parte de abajo del pueblo.
22. A los veintidós capítulos dixeron: que en esta Villa y su término hay pocos pastos por estar plantado, y la tierra es estéril para yerbas, y tiene una dehesa boyal.
23. A los veinte y tres capítulos dixeron: que esta Villa es tierra de labranza y poco y que se coge enella vino, y aceite, y zumaque, y miel, y nueces, y de todo no en mucha abundancia, y que se provee de sal de las Salinas de Imon, de la Olmeda, y Sailices.
28. A los veinte y ocho capítulos dixeron: que esta Villa está situada en una ladera, entre llana de cara el Sol, al pie de un cerro montuoso y alto, y á los lados dos cerros de monte, y de cara otro cerro montuoso y de heredades.
31. Al treinta y uno capítulo dixeron: que en esta Villa se hacen y usan casas de madera de pino, y carrasca, y roble, el roble y carrasca se trahe de los montes desta Villa, y el pino se trahe del rio Tajo, y las cerraduras y atajos de las casas se hace de yeso deste término, y se cubren las casas con tierra.
33. A los treinta y tres capítulos dixeron: que en este pueblo no hay sino un Abogado, y que el año de cincuenta y seis, estando aquí el Maestro Gañas, natural de esta Villa por Gura, lo dexó, y se fué á meter en la Gompañia de Jesús, y agora esíá en Sevilla, que ha sido Provincial de aquella Provincia, y agora hay en esta Villa un Doctor Francisco Fernandez ques Gura desta Villa.
35. Al treinta y cinco capítulos dixeron: que en esta Villa no hay ningún hidalgo, sino labradores que tratan en labrar sus haciendas y traginan con requas á los puertos y á otras partes del Reyno.
36. A los treinta y seis dixeron: que en esta Villa hay justicia ordinaria que son dos Alcaldes ordinarios, y dos de hermandad, y tres regidores, y ésta hace elección de oficios doblados el Ayuntamiento, y el Duque elige la mitad, que son los que está dicho.
37. Al treinta y siete dixeron: que esta Villa tiene pocos términos, en respecto de la claridad, porque tiene en cuadro como media legua, poco más ó menos.
40. A los cuarenta capítulos dixeron: que en esta Villa hay una Parroquia que se llama S." Pedro, y en ella hay una reliquia de San Blas, y hay dos hermitas, la una se titula nuestra Señora del Peral, y otra San Sebastian.
41. A los quarenta y un capítulos dixeron: que en esta Villa se guardan á Santa Ana, y á S. Gerbas, y Prota, y á S. Benito y á San Gregorio por voto que tiene hecho el pueblo, y estos votos de guardar estas fiestas han sido por pedriscos y pestilencias que en tales dias han sucedido, y la de San Gregorio por langostas y orugas.
42. A los quarenta y dos capítulos dixeron: que en esta Villa hay quatro beatas, y no hay monesterio ninguno.
43. A este último: que hay lugares despoblados que se dicen Pumarejos, Peña- rubia y Bembribe, que tienen sus términos amojonados por sí, y son comunes á esta Villa y á las Villas del (0.
(í) No sigue la relación, que estaba ya acabando.
AUMENTOS
La sobriedad con que está escrita la relación que antecede, es trasunto fiel de la poca importancia de la historia de Budia en la edad media y aun en los siglos posteriores. Los que consideran el desarrollo industrial de que ha gozado en las centurias últimas y lo populoso de su vecindario en ellas, de que es prueba clara el que ahora tiene, apenas se persuaden de que fué en épocas más remotas un pueblo insignificante, sometido á otros como Atienza y Durón.
La misma oscuridad que existe sobre su origen, y aun sobre la etimología de su nombre (1 ); la falta de documentos antiguos á esta villa tocantes y la de sucesos de nota en que aparezca de algún modo, confirman esa insignificancia histórica y no consienten señalarle un abolengo remoto ó ilustre.
(1) No se ve claro el origen del nombre de esta villa. De ninguna manera parece árabe, como quisieran los que, cuando no dan origen romano ó fenicio á las poblaciones españolas, quieren, al menos, atribuírselo á los árabes. Si atendemos á la disposición topográfica del terreno donde se halla asentada la villa, el cual es una hondonada á donde confluyen varios barrancos, podemos decir que Budia viene de la voz latina “puleus”= pozo, y en este caso los toscos labios de los habitantes en la edad media cambiaron la j» en b, la t en rf y trocaron en el nombre originario la desinencia masculina por la femenina. La transformación no es imposible por el carácter de las letras modificadas, como advertirá quien conozca las leyes de la lingüística. Plinio menciona la ciudad de Butua ó Butia en la Dalmacia. Me aseguran que en el norte de África hay familias moras que llevan el apellido Budia, en lo que quiere verse que descienden de moros españoles procedentes de esta villa, cuyo nombre conservan.
Nació, ciertamente, cuando, después de la conquista de toda esta comarca en los reinados de Alonso VI y Alonso VII, acudían pobladores de otras partes á aprovecharse de las tierras ganadas á los moros, labradas ó por labrar. La naturaleza del suelo convidaba lo mismo á los ganaderos, que en los interminables montes que cubrían casi todo el territorio hallaban pastos abundantísimos para sus rebaños, que á los labriegos, á quienes una hondonada feraz y defendida del ábrego, ofrecía generosamente frutos de toda clase. Coronados de bosques los montes vecinos, enviaban á aquellos valles ricos veneros de agua fecundante y materias vegetales que casi hacían innecesario el empleo de otros abonos. La feracidad actual, con haber cambiado tanto las condiciones del terreno, es buena prueba do lo que eran en aquella época los contornos de Budia, que, á poca costa, semejarían, aún mejor que hoy, amenísimos verjeles.
Al despoblarse algunas aldeas vecinas, se acrecentó su vecindario. No se sabe cuándo dejaron de existir dichas aldeas, que eran Pumaarejos, Membibre, Peñarrubia y El Peral; pero su muerte sirvió para dar mayor vida á Budia, desde tiempo que en el siglo último se consideraba como inmemorial (1). Ya en 1388, el concejo de Atienza, á cuyo territorio y jurisdicción correspondía Budia, por estar mal parado el lugar del Peral, despoblado y sin campanas,» y acaeciendo en su monte muchos daños que causaban hombres de la tierra lo mismo que ganados, otorgaba al concejo de Budia, aldea de Atienza en aquella sazón, el monte sobredicho para que gozase de él con plenitud de derechos, y en tanto tiempo cuanto durase la despoblación del Peral (2).
(1) Al contestar la villa en 1752 al interrogatorio relativo al establecimiento de la única contribución, aseguraba que el despoblado de Pumarejos lo era desde tiempo inmemorial y que aún se conservaba en el sitio donde estuvo la pila bautismal. De esta antigüedad de los otros despoblados da fe también la contestación al interrogatorio.
(2) Existe original la donación, escrita en pergamino, en el archivo municipal de Budia. Fué dada en 18 de Octubre de 1388, y entre los testigos que aparecen nombrados, figuran Domingo Pérez, sexmero de Durón, Domingo Pérez de Doña Sancha del Olivar, Diego de Durón, Pedro Martínez de Solanillos y otros. No consta en el documento si la merced se hizo por precio ó graciosamente.
El apasionado hijo de Budia, D. Andrés Falcón y Pardo, ha escrita una Memoria histórico-descriptiva acerca de su pueblo, y de ella tomaré algunos datos en esta parle de mi obra. Dice el Sr. Falcón, cuya Memoria está todavía inédita, aunque bien merece ser impresa, que donde tuvieron asiento Pumarejos y Peña Rubia existen aún sus pilas bautismales; que la de Membribe ó Membibre se trasladó á la colonia La Asunción cerca de Brihuega, y que la de El Peral sirve de pila de agua bendita en el santuario de aquel nombre; pero esto no es exacto, porque dicha pila es posterior.
Alfonso Carrillo, señor de Maqueda y de Mandayoua, ambos de Gárgoles, Sotoca y otros muchos pueblos de la provincia, era también poseedor de Budia en la segunda mitad del siglo XV. Aun cuando no pueden establecerse claramente todos los cambios de dominio á que entonces y después estuvo sujeta la villa, sábese que Alfonso Carrillo, la había heredado de sus padres, Gómez Carrillo y Doña María de Castilla, nieta de Pedro I el Cruel, y á la cual, así como á su marido, otorgó la reina Doña María una merced cuantiosa en pago de sus buenos servicios. En esa donación aparecen como parte de ella no sólo Budia, sino Mandayoua, el Olivar, Durón, Valdelagua, Enche, Gualda, Sotoca, ambos Gárgoles, Jadraque y otros lugares y aldeas, comprendiendo varios despoblados, entre los que se mencionan los cuatro que arriba van escritos (1). Es posible que pasase el lugar á la casa de Cifuentes, cuando en 1478 el conde D. Juan de Silva compró á su tío gran parte de los pueblos de la comarca de Cifuentes, para redondear sus estados, ó que se incorporase desde luego en la casa de los Mendozas en alguno de los entronques á que daban origen los casamientos de aquellas familias poderosas.
(1) Salazar y Castro, Historia de la Casa de Silva, I. La donación de la reina Doña María lleva la fechado 15 de Noviembre de 1434» La relación dice algo, aunque confusamente, de la merced hecha á Gómez Carrillo. La opinión de que fué ganada por el Cid, nació de los trabajos de los genealogistas, que hacían descender la familia de los Mendozas del héroe castellano; y como al escribirse la relación pertenecía Budia á dicha familia, no es extraño que se consignase como cierta la conquista. El escudo de armas que, aun dentro de la época constitucional, ha empleado la villa, particularmente en el sello de la alcaldía, es el de los Mendozas, bien que algo desfigurado por impericia heráldica del grabador.
Lo cierto es que á fines del siglo xv pertenecía la villa, como iodo el sexmo de Durón, á los duques del Infantado, quienes la conservaron con dependencia más ó menos íntima, pues estando luego poblada de artesanos, pelaires, cardadores y otras gentes de suyo levantiscas, y siendo, además, notable el número de personas de representación social que hubo en las centurias últimas, y creciendo con su industria el bienestar de los vecinos, no eran estas circunstancias muy á propósito para apretar los lazos de señorío con que estaba sujeta á los duques.
Así es que en 1552, Francisco Ruiz, por sí y en nombre de otros vecinos pobres de Budia, se dirigieron al Emperador, y no al duque del Infantado, quizá porque éste no oyó sus quejas ó porque fué impotente para satisfacerlas, en representación de los abusos de que eran víctimas los vecinos pobres, pues siendo los ricos los que hacían los repartimientos de gabelas y contribuciones, echaban sobre aquéllos el mayor peso, con mengua de la justicia. El consejo dictó su auto en nombre del monarca y con fecha 14 de Diciembre de dicho año, atendiendo bastante á las reclamaciones de los vecinos lastimados, cuya voz había llevado Francisco Ruiz (1).
(1) Existe una real cédula en el archivo municipal. De ella resulta que había 300 vecinos, entre ricos y pobres. En veintiocho años que tardó en darse la relación, aumentó el vecindario en 110 vecinos, como ella misma dice y como se confirma por el contenido de la célula.
Más adelante, las quejas elevadas hasta el trono se enderezaban contra la administración del señorío. Efectivamente,- en una provisión del consejo, fechada en Madrid en 8 de Junio de 1623, se declara que en nombre de Budia y del sexmo de Durón se habían dirigido varias representaciones á la duquesa del Infantado para que su alcalde mayor en el sexmo, el licenciado D. Alonso Páez de Castro, fuese sometido á juicio de residencia, porque había muchos hombres querellosos de él, pues no parece que era modelo de gobernantes. De conformidad con
lo pedido por las villas, el consejo ordenó que se tomase á Páez de Castro el juicio de residencia, cuyos resultados ignoro (2).
(2) Archivo municipal
Estos incidentes, como los pleitos y desavenencias que tuvo Budia con otros lugares, en particular con Durón, ya por señalamiento de términos, ya por cuestiones de competencia, ni dejaron grandes huellas, ni contuvieron el desarrollo creciente
(1) No es fácil saber cuándo empezó en Budia la industria de los curtidos, que lan próspera fué en los siglos xvii y xviii. El Sr. Falcón y Pardo supone en su trabajo inédito que un D. Adán, que sin duda era judío, y que aparece en algún documento del siglo xv como vecino, pudo introducir dicha fabricación; pero no es dato bastante para afírmarlo, pues los judíos se dedicaban no tanto á la industria como al tráfico y al servicio de recaudación de impuestos, administración de bienes de señores, etc.
(2) Larraga, Memorias económicas y políticas, XVI. Hablando de los cordobanes, dice: «Su precio es tan bajo como corresponde á la mala calidad con que generalmente son fabricados.» Añade que muchos fabricantes no empleaban en ellos más que sebo para darles más peso, lo cual, entre otros inconvenientes, tenía el de quemar las pieles; y esto que era conocido, no impedía que se consumiesen los ocho ó diez mil cordobanes que los de Budia enviaban cada año. El abuso ocasionó dos órdenes de la junta de comercio, impartiendo graves penas para contrariarlo; están fecha las en 26 de Abril de 4763, y no tocan sólo á los de Budia, sino á los de Brihuega.
Los acontecimientos de la guerra de Sucesión contuvieron algún tanto la marcha venturosa de la prosperidad de Budia.
En 1710, antes de las batallas que se dieron dentro de los maros de Bribuega y en los campos de Villaviciosa, el ejército del archiduque estuvo acampado cuatro días en la villa y sus contornos, quitándola los granos y más de 14.000 raciones de pan, saqueándola al retirarse, sin respetar la iglesia, donde había muchas alhajas y dineros, llevando su codiciosa impiedad hasta el extremo de despojar de sus atavíos á las imágenes más devotas y quemando seis mil colmenas, que eran la principal granjeria de aquellos labradores. Acudió el vecindario dos años después á la piedad del monarca pidiendo que perdonase las contribuciones caídas, como único medio de reparar tanto» agravios. Favoreció la pretensión el informe del superintendente, según el cual importaban los daños que los enemigos hicieron á la villa más de 44.000 ducados, habiendo disminuida el vecindario por causa de aquellos sucesos, de 364 vecinos á 202.
Pasó el asunto al consejo, y oído su dictamen, el rey envió carta á los de Budia en 30 de Noviembre de 1712 declarando que accedía á sus ruegos y que no sólo concedía la condonación de impuestos hasta fines del año anterior, sino que otorgaba la moderación en los gastos concejiles, que ya no correspondían al estado económico del pueblo (1).
(1) Archivo municipal. La carta lleva la firma del rey.
Aun antes de esto, y en asunto de menos importancia, habían atendido los altos poderes á las peticiones de la villa, em duda reforzadas por la recomendación de sus hijos ilustres.
Así vemos que el Consejo, en su cédula de 13 de Junio de 1710, medio año antes de su ruina, dice á la justicia ordinaria de Budia que José de Albarrán, en nombre del cura propia D. Francisco Barra y de los mayordomos del Santísimo, había expuesto que de tiempo inmemorial era costumbre hacer dos autos sacramentales ó comedias, componiéndolas (2) entre los vecinos que tenian avilidad, sin que entrase persona de fuera en ellas, y Que de estas comedias, ese mantenía dicha parroquia»porque por su motivo la daban alhajas y ahora estaban en darla un temo para que se hiciesen dichos autos. Que la justicia repugnaba estas fiestas, contra la opinión de la mayoría de los vecinos, y no obstante ser obra piadosa, y que la villa nada gastaba en ello, sino los mayordomos. Que el cura y estos pedían al Consejo que expidiese orden para que se mantuviese la antigua costumbre, y así lo hace para que sin obstáculo se hagan los autos en la fiesta dicha, bajo severas penas en caso contrario.
(2) Supongo que querrá decir «representándolas.»
Esta cédula» del Consejo se guarde también en el archivo municipal.
Pasaron las tormentas de la guerra mencionada y volvió la Villa á recobrarse en la forma que ya he dicho, y que he de comprobar después. A su beneficio moral y material contribuyó también el establecimiento de una casa religiosa, como fué el convento de la Concepción, de los carmelitas descalzos, y al que dio origen la piedad de algunos vecinos. He aquí una breve reseña de esta fundación (1).
(1) Constan los documentos que se refieren á ella en el archivo en la Delegación de Hacienda de Guadalajara, legajo 22 del cajón 6.®
En 15 de Marzo de 1732 se presentó al obispo de la diócesis, que es la de Sigüenza, un memorial de Fr. Bernardo de San José, carmelita descalzo, manifestando en nombre de su provincial que algunos devotos de Budia habían entregado varias -cantidades para que se fundase allí un convento de la Orden, y que habiéndose impuesto en varias rentas dichas cantidades, producían en cada año 13.956 reales vellón, existiendo además compromisos de personas principales de contribuir con 12.000 ducados para la nueva iglesia y su adorno, bastando la dicha renta para el mantenimiento de quince ó diez y seis religiosos, sin necesidad de pedir limosna, y siendo la fundación muy conveniente para bien espiritual del pueblo y de su comarca (2).
(2) Se inventó la fundación en 1709, pues unida al expediente está la licencia que para hacerla concedieron los cabildos eclesiástico y secular de Budia en i de Octubre de dicho año. Sin duda la guerra suspendió el proyecto. La persona que dio los 12.000 ducados para la iglesia fué el duque de Veragua,
Cuatro días después de pedida la licencia del prelado, fué otorgada, como en el año antes la había concedido, en su calidad <3e señor territorial, el duque del Infantado (3). Las obras empezaron al punto, y en pocos meses concluyeron las más in-r dispensables. El Consejo real también autorizó la fundación (4),
(3) En Madrid á 21 de Agosto de 4731.
(4) En 29 de Agosto de 1732.
En 22 de Octubre del mismo año, el cura párroco, á pedimento de Fr. José de San Bernardo y por virtud de licencia y comisión del obispa de la diócesis, pasó á visitar la casa y hospicio ya labrados por los Padres carmelitas; reconoció el oratorio y sus tres altares, así como las imágenes puestas en ellos, y en el mismo día, expuesto el Santísimo Sacramento en la parroquia, se dijo en ella una misa solemne y con asistencia del clero, del ayuntamiento y de los vecinos; y con alegría extraordinaria Fe organizó una procesión muy lucida para trasladar el Santísimo al nuevo oratorio y casa conventual, quedando así cumplida la nueva fundación religiosa, cuya iglesia se edificó más tarde en la forma que aún permanece. De los saludable» efectos de esta casa de la Orden de Santa Teresa aún se conservan muchos recuerdos en Budia y su comarca; pero fué cerrada y casi destruida á consecuencia de la supresión de las Ordenes religiosas y de las leyes desamortizadoras (1).
(1) Consta en el expediente á que me refiero un oficio de Don Isidro Manuel del Río, capitán del batallón de Numancia, comisionado por el intendente y Junta superior de Guadalajara para la recolección de las alhajas de oro y plata délas iglesias, comunidades. congregaciones, etc. Declara recibir de Fr. José de la Soledad, prior del convento, las once alhajas que enumera y que pesaban veintiséis libras y once onzas, siendo la principal una custodia de plata dorada de cinco libras y media de peso. En Yaldeolivas á 17 de Agosto- de 1810.
El expediente para la única contribución nos ofrece algunos datos acerca del estado de la villa al mediar el siglo xvm. Componían su población 467 vecinos, de los cuales 17 eran hidalgos y gozaban de las preeminencias de tales, y 35 trataban en pieles y cordobanes, contribuyendo á la salida de sus productos los dos mercados semanales que cada miércoles y cada sábado atraían bastante gente de fuera. Había una casa más que el número de los vecinos: se conservaba el pozo de la nieve, propio de la Virgen del Peral, é importaba la renta de alcabalas, del duque del Infantado, de quien era el señorío directo del pueblo, 11.000 reales (2). El estado eclesiástico también era numeroso (3), y comprobando estos datos con los que arroja la> estadística de nuestros días, se advierte cómo ha decaído un pueblo que llegó á gozar de cierta importancia en todo el país.
(2) Algunas cosas más daba la villa á su señor, como era un presente forzoso de Navidad que consistía en siete arrobas y media de miel y veintiocho capones que era obligación llevar á casa del duque.^
(3) Había un cura párroco, un teniente cura, un beneficiado y diez presbíteros más. En el convento residían el prior, nueve relieves y seis legos conventuales.
Tampoco presentan rasgos de mucho interés artístico ó arqueológico los edificios religiosos y civiles de la villa, aun siendo algunos de ellos de costosa labor.
La iglesia parroquial, en cuyos muros se ven hacia donde se levanta la torre, restos de antigua construcción ojival, pertenece en su conjunto al siglo xvi, y de ello es gallarda muestra la elegante portada en que un cincel no muy fino trazó los característicos adornos del renacimiento, mezcla de elementos arquitectónicos y escultóricos que siempre deleita al curioso observador. El interior del templo se divide en tres naves, separadas por columnas y pilastras guarnecidas de medias columnillas. Algunos arcos son ligeramente apuntados, y varios elementos arquitectónicos ostentan cabezas de clavos por única adorno. El arco toral es airoso y ligero. En la cornisa exterior del edificio asoman sus cabezas algunas gárgolas ó canalones de figuras fantásticas. Llama la atención en la nave de la derecha un sarcófago marmóreo, con leyenda gótica y traza del renacimiento, y en él yacen los restos de Pedro de Gañas, cura de la iglesia en el siglo xvi, de su hermano Fernando y de la mujer de éste.
Los retablos, procedentes algunos del convento de carmelitas, no tienen arte ni gusto dignos de estimación, ni tampoco el frontal de plata con que adornó el altar mayor la piedad del capitán Menchaca y de su mujer Doña Josefa Fadrique, grandes bienhechores de esta iglesia y del santuario del Peral. En la sacristía hay un retrato del obispo D. Víctor Damián Sáez y dos cartas originales, encerradas en poco artísticos marcos, una de Ana de San Bartolomé y otra de la insigne Santa
Teresa (1 ).
(1) El Sr. Falcón y Pardo proporcionó una fotografía de este documento-reliquia al Sr. D. Vicente de la Fuente, que la ha publicado, según me aseguran, en la edición fotollpográfica de las obras de la Santa.
En el mayor abandono está la suntuosa iglesia, de una sola nave, pero de robusta fábrica, que erigieron los carmelitas en el siglo último para su convento. Es de planta de cruz latina y la precede un vestíbulo. Pero aún es mayor la ruina del convento, del que no quedan sino grandes paredones.
Mejor conservada está la amplia ermita de Nuestra Señora del Peral, famosa en toda la tierra por la extraordinaria devoción de que es objeto en ella, y singularmente en Budia, la imagen de la Virgen á que está dedicada. Puesta en el arranque de donde bajan de los altos montes á la villa las aguas de un torrente, atrae las miradas de cuantos transitan por las alcarrias vecinas. La ermita es una obra de importancia: se edificó tal como hoy existe por los de Budia, no sólo para suplir la pequeñez de la antigua, sino como desagravio de haberse robado en ésta una lámpara de plata. En este sitio estuvo el antiguo lugar de El Peral, y la nueva ermita se concluyó en Septiembre de 1686, aunque la linterna que corona el crucero de su planta de cruz latina, se construyó hace cuarenta años. En el camarín de la Virgen hay algunos objetos curiosos y artísticos que los devotos han ofrecido como testimonio de su piedad. Son singularmente notables dos estatuas de madera, representando un Ecce-Homo y una Dolorosa, obra, según acreditan las firmas que llevan, de Pedro de Mena, en 1674 (1).
(1) El Sr. Falcón, diligente hijo de Budia, no ha podido averiguar cómo y cuándo vinieron á este santuario tan notables esculturas. En la guerra de Sucesión fué robada y saqueada la ermita y arrojada la imagen á un rincón por las tropas aliadas, que tantos daños y desafueros causaron en gran parte de Castilla, antes de ser vencidas en Villavicíosa.
No ha sido muy fecunda en hechos históricos, como hemos visto, la villa en que nos ocupamos. Pero en cambio, como pocas de la provincia ha dado á la patria hijos distinguidos por su saber, merecimientos y altos puestos. Obispos, militares, catedráticos, canónigos, letrados, forman una corona de gloria para esta villa poco populosa, escondida en un apartado rincón de la comarca alcarreña. Como si los aires puros que orean sus cumbres y valles, y como si las aguas purísimas que á ella confluyen tuviesen la virtud de despertar las inteligencias y de dar aliento á los corazones, sus hijos se han hecho notar por el carácter resuelto para recorrer con firme paso los distintos caminos de la vida y por su inteligencia siempre clara y dispuesta para el estudio y la meditación. Es, pues, un hecho singular la Abundancia de ingenios que la historia de Budia presenta, y consiente presumir si las condiciones del suelo y de la atmósfera influyen en el destino de los naturales y ayudan á su bienandanza.
Si consignase aquí las biografías de los hijos más notables de Budia, no sólo me apartaría del plan propuesto en esta obra, en que sólo cabe la ligera mención de nuestros provincianos ilustres, porque para otro libro quedan las noticias biográficas más completas, sino que ensancharía en gran manera los límites de mi trabajo, que ha de tenerlos forzosamente muy estrechos. Por lo tanto, he aquí esa mención biográfica, en lo que corresponde á Budia, empezando por los obispos que, por su número y calidad, constituyen el orgullo de sus paisanos:
D. Bernardo Antonio Calderón y Lázaro, que nació en 1711. Era hijo de D. Bernardo Calderón, natural de Gualda, y de Doña María Lázaro, de Budia. Fué obispo de Osma, donde su amor á la diócesis y al bien público produjo todo linaje de buenas obras (1).
(1) El Sr. Loperráez, en su excelente Historia del obispado de Osma, escribió la biografía de este insigne prelado, de quien hace los «logios más entusiastas
D. Juan José García Alvaro, obispo de Coria, nacido en 15 de Agosto de 1705, y que estudió con lucimiento en Alcalá de Henares. Murió en fines de 1783.
D. Juan Ruiz Colmenero, que fué nombrado obispo de Guadalajara de Indias en 1645, y que había sido colegial mayor de Alcalá y canónigo de Sigüenza (2). Dejó algunas obras sin imprimir.
(2) Lo menciona expresamente en estas circunstancias Renales .Carrascal en su Catalato Seguntino.
D. Manuel Mejorada, de Yucatán.
D. Víctor Damián Sáez, Sánchez y Mayor, que antes de ser obispo de Tortosa desempeñó la dignidad de magistral de Sigüenza. Era hombre de singulares dotes de carácter y de doctrina, consejero y confesor de Fernando VII, y tuvo mucha influencia en un período de la vida de aquel monarca. Nació en 2 de Abril de 1777 y fué consagrado obispo en Tarragona el 29 de Agosto de 1824.
D. Gavino Catalina del Amo, hermano del célebre ministro académico y escritor D. Severo (1), canónigo y rector del Seminario de Sigüenza, después en Toledo, y que hace pocos años ha
muerto siendo obispo de Calahorra.
(1) D. Severo nació en Cuenca.
D. Fernando Eomo, canónigo de Sigüenza y obispo electo.
De José Romo, doctoral de Sigüenza y obispo electo.
D. Francisco Antonio Alcocer, arcediano de Murcia y obispo electo.
CoDGo catedráticos se han distinguido:
El Dr. D. Francisco Cuevas; el Dr. Fr. Rodnlfo Millaua, de cierta fama en los últimos tiempos de la Universidad Complutense y buen orador sagrado (2); el Dr. D. Manuel Páez Jaramillo, en la de Valladolid; el Dr. D. Nicanor de la Cueva, e» el Seminario de Tortosa, y el Dr. D. Damián Alcocer, en la Complutense.
(2) En 1868 leyó en la Universidad de Alcalá una notable disertación, que se imprimió.
Tengo también impresa su hoja de méritos.
Es también patria del estimable actor y escritor D. Manuel Catalina y Rodríguez; de gran número de eclesiásticos que han obtenido importantes dignidades en la Iglesia; de muchos militares como D. Pablo Sáez Durón, Dustamante, Romo y Vela, caballero de Santiago, brigadier del ejército, fundador del pósito de su villa natal y á quien por sus altos puestos en América se le llama comunmente en Budia virrey de Méjico; D, Miguel Alpuente, coronel; D. Juan Navarro Pastraua, capitán; D. Clemente Calvo, comandante; etc.
Entre los religiosos insignes, además del fundador del convento de carmelitas, merece especial mención, por lo mismo que en su pueblo natal no se guarda la memoria de su nombre, el P. José de Budia, clérigo regular de los Ministros de los Enfermos, vulgo Agonizantes, provincial de dicha religión en Castilla, lector de Teología y predicador de S. M., hombre de grandes merecimientos en virtud, letras y gobierno espiritual, que murió en 1714. Además de los cargos que desempeñó en su sagrado instituto, fué escritor y gozó de mucho crédito en la corte (1).
(1) Escribió un Devoto Septenario de San José que debió imprimirse por primera vez en Madrid, en 47H. He visto una edición de 4737, en 32.**, la cual no lleva su nombre, y otra de 1785, en el mismo tamaño, en la imprenta del Consejo de Indias. También conozco el sermón predicado en las honras del P. Budia por el P, Pedro Re- villa Escudero, é impreso en 4.°, en Madrid, Imprenta Real, 1715»
El P. Juan García, de la misma congregación de los Enfermos, en la que desempeñó el cargo de prefecto y prelado de su convento en Lima (Perú) y provincial de su Orden.
Debe ser considerado cerno preclaro hijo de Budia el referido D . Pablo Sáez Bustamante Vela y Romo, nacido de noble estirpe y que fué al Perú como canciller de sus Audiencias. Trocó allí la loga por el uniforme militar, y tanto se distinguió, que, después de ser capitán y sargento mayor del ejército, obtuvo los puestos d e castellano del castillo de Portobello, corregidor y teniente de capitán general de la ciudad y distrito de Guayaquil (2).
(2) Constan estos pormenores en la dedicatoria que le dirigió su paisano el P. Juan García de la obra Guirnalda mística, triunfa de los Santos, escrita por el P. Baltasar Bosch Centellas, é impresa en 1724. También enumera los beneficios hechos por Sáez Durón, á quien llama D. Pablo Sáez, Durón, Vela y Romo, al puebla de Budia, como fueron el establecimiento del pósito, donaciones á la parroquia y á la Virgen del Peral, entre las cuales había una corona de oro para ésta, limosnas para los indigentes, etc. Al frente de la dedicatoria va grabado el escudo del Sr. Sáez, cuya divisa era:
•Quien bien vela, todo se le revela.»
Fuera muy larga esta lista, y no es, como he dicho, de este lugar el hacer otra cosa que un apuntamiento de nombres, por no ser posible aumentar el volumen de la presente obra con estudios biográficos completos. Pero basta para que quede justificado el noble orgullo de los de Budia, que consideran á su pueblo como el más fecundo de la provincia en hijos beneméritos.
Nota: información rescatada de
http://www.archive.org/stream/memorialhistri41realuoft/memorialhistr41realuoft_djvu.txt
Academia de la Historia de Madrid -material histórico español - librería de la Universidad de Toronto